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Cada tarde en el café del puerto, ella mira las gaviotas volar. Sus manos sostienen una taza fría, mientras sus pensamientos navegan lejos. El violín del músico callejero acompaña su soledad, pintando melodías de amor perdido.

Los sábados en los restaurantes de moda, todos pretenden ser felices. Observo las parejas, riendo forzadamente, tomando fotos para Instagram. Es curioso cómo la gente se esfuerza tanto por aparentar algo que tal vez ni siquiera desean realmente.

Mirá, cuando uno viene de abajo, aprende a valorar cada cosa, ¿entendés? Yo siempre digo que la vida me enseñó mucho, me hizo fuerte. Hoy puedo mirar atrás y agradecer todo lo que pasé, porque esas luchas me hicieron quien soy. Sin esas experiencias, no estaría acá.

Entre calles de memoria y sueños rotos, aprendí que el tiempo no perdona. La ciudad me dio sus secretos, como madre que susurra al oído. Un café frío y una guitarra vieja son testigos de esta historia que llevo dentro, sin prisa pero sin pausa.

Yeah like my friend is going through stuff and all that, she's having problems with her mom and everything. She needs support right now because of her anxiety and all that, but nobody understands what she's dealing with and everything.

Listen well, child. Your mortal flesh is but a vessel for the void that awaits. I am time itself, the endless dark between stars. Your resistance is nothing but a fleeting spark against my eternal night. Soon, all worlds will know silence.

con las zapatillas rotas y el sol pegando en la esquina los pibes jugando a la pelota entre cables y una cortina el barrio respira historias de gente que va y que viene mientras la tarde se apaga y el corazón ya no duerme

Entre paredes gastadas y sueños rotos, el pibe cuenta monedas en la esquina del bar. La vieja radio tira tangos, mientras el barrio se desangra en silencio. Los pibes del potrero siguen jugando, como si el tiempo fuera eterno, como si nada más importara.